Thursday, November 19, 2009

Nicaraguenses junto al Muro de Berlin

De izq. a der. de pie: Margarita Vanini, Róger Herrera y Erick Blandón. Abajo: Rodrigo Peñalba, Emila Persola, Chaterine Parrish y Juan Carlos  Rodríguez.  Participantes en el encuentro 30 Años de Revolución Sandinista Retrospectiva y actualidad de movimientos trasnacionales celebrado en la "Freien Universität de Berlin" Alemania, en el mes de  julio de 2009.
 
 

Friday, May 15, 2009

Frondas de asombro

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Frondas de asombro
“...serán ceniza, mas tendrá sentido
polvo serán, mas polvo enamorado.”

Francisco de Quevedo Villegas



Nadie diga que la calle del ciprés espiral fuera iletrada.
Una escuela de mecanografía tenía allí su sede, adonde todos fuimos, cuando se está en la edad de esperar un sí y se es greñudo y flaco, a aporrear las viejas Remington.
Tu bluyín apretado, el pulóver rojo, el desorden animal para decir te quiero.
Que esa calle conoció del trasiego de suspiros, y vio arder en el fuego de la Insurrección de los Muchachos una residencia de falso Art Deco.
Pasarela de sastres y costureras, supo además de olores fuertes; porque próxima a la mansión quemada se abría a los negocios de muleros y camiones la Casa del Queso de María de Vado. Profesora del olfato que con sólo pasar por tu puerta enseñabas a las más perezosas narices a conocer si la leche había sido cinchada en Muy Muy, en Matiguás, en Boaco, en Santo Domingo o en La Libertad.
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Más abajo en la acera de enfrente cada tarde un árbol umbroso vio reunirse alrededor de su tronco a generaciones espontáneas de ancianos que como a una academia acudían puntuales a revisar la hacienda y honra del vecindario pero sin cuyo bisbiseo la tradición oral hubiera perecido y ante quienes rindió su rey la mismísima mujer de Marañón doctora en maledicencia que a María y José daba lo suyo y lo ajeno.
Requiescat in pace.
El club de la Paloma Muerta.
Los alvéolos vaciados por donde circula la lengua sin cerca el aire sin freno del susurro nuestro de cada día.

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Haciendo chaflán con la antigua Avenida del Comercio y amparado a la fronda del jenízaro superviviente de guerras y aluviones tal al de 1911, que dejó a su pasó rastrojos de muerte, el alero de Octavio José, quien en tiempos tempestuosos pastoreó a su grey simplemente con la dignidad del Evangelio. Esquina opuesta a Su Ilustrísima, el edificio que fue del Banco Nacional mandado a desaparecer por el FMI cuando vino la pandemia de la privatización.
Regímenes van regímenes vienen y se suceden como migraciones de salteadores, mas el jenízaro pervive a la par de la corriente del Yagüare, y da su flor en su tiempo y su hoja no cae.
Los dos en su justo lugar: el pastor que no anduvo en consejo de malos ni estuvo en silla de escarnecedores; y el árbol, como el palo del Salmo, plantado junto a una fuente.
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Son los años de la celosía verde, cuando viendo detrás de los listones, una noche pasadas las diez, un niño va a pensar que se le viene encima una muchedumbre bien arropada, pero silenciosa. Alguien que debe intuir su pavor a aquel callado avance de los pasos múltiples en la penumbra le sujeta y susurra ternura además de aliento.
Contra el olvido quedará registrado uno de los rituales de los viandantes de esas noches lejanas al pasar por aquel lívido tramo de la ciudad dormida: taparse con pañuelos y rebozos para conjurar el sereno en las horas altas y frías. Así se resguardaba el mundo del chiflón de la montaña y del frescor del río, como extras de una escena de nieblas, en un film de Igmar Bergman, también en blanco y negro.
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Vistazo de la memoria infiel al portal ahora incierto, desde el que se escapa el ruido triste de dos cuerpos revolcándose bajo la luna.
Zaguán plural del que debió fluir, a ratos, el rumor de los amantes que mitigaban sus heridas en la hendidura de la débil carne.
Así asomaba de los hondos patios la belleza interior debida al perdón de los tejados que a dos aguas mojaban el amor.
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Hacia el poniente, esquina con Avenida Estrada, la casa más antigua del rumbo, y enfrente la rocola del Shanghai donde Sara Montiel se vuelve vieja. Bésela, bésela mucho que en cualquier momento la tía hace mutis por el foro porque muy cerca está su última noche.
De esa bocacalle va a salir un estruendo de motocicletas que, siendo japonesas, atribuiremos a Harley Davidson, en las que pueden cabalgar Ariel, Héctor o el propio Aquiles con June Beer, Margarita o Mary Jane sentadas a las ancas. En el aire quedará un reguero de ruido y humo, y en el recuerdo el llanto:
Bye, bye, bye, Baby, bye, bye,
Maybe I’ll see you around…
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A un paso de la cocina y del portón del patio el río, a veces tardo o furioso trayendo su caudal del norte. Aun cuando agonice, su rumor es para mí el torrente por el que habla el corazón de la montaña.
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Que el esplendor del flash alcance a todas las frondas de mi asombro por largos muy largos días.
Fotografías: Sergio Simpson, Centro de omunicación y estudios sociales (CESOS)

Wednesday, April 22, 2009

Poemas en prosa


"...venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado."
Quevedo

Tuesday, April 14, 2009

A propósito de algunos de mis escritos



El habla nicaraguense en nuestra narrativa,
Róer Matus Lazo
El barroco descalzo, Sofía Montenegro

Dos caminos para los estudios culturales centroamericanos ,John Beverley

Muera la república: !Viva la diferencia! Freddy Quezada

"Barroco descalzo": epifanía y discurso Leonel Delgado Aburto

Desenmascarando "la identidad nacional", Guillermo Fernández Ampié


Barroco descalzo


























Barroco descalzo. Prologue by John Beverley. Managua: URACCAN, 2003
Nicaraguan intellectuals from the Liberal and Conservatives elites, and later from ranks of the radical, Sandinista intelligentsia, have understood the folk drama El Güegüense as a parable for Nicaraguan national identity and its formation. Both Conservative and liberal intellectuals have understood El Güegüense as a parable about the defeat of Indian identity in Nicaragua and the domination of a new, Hispanic Nicaraguan identity. Such an interpretation has fueled the nation-building projects of late-nineteenth- and early- to mid-twentieth century state elites. By contrast, Sandinista and other radical intellectual made of El Güegüense a parable of class and anti-imperialist struggle that, at least in part, rescues the Indians of Nicaragua from total defeat.
My book Barroco descalzo centers on El Güegüense, from perspectives opened up by recent work in postcolonial criticism. It deals with issues of gender, sexualities and race in the text, and the way the text was and is used canonically to sustain a homogeneous “mestizo” ideal of national identity.
Chapter 1 sketch some of the cultural and historical background necessary for understanding the text. Chapter 2 examines in particular Baroque festive forms in colonial Meso-America, organized by the Spanish crown in order to reify the subordination of Amerindian and mestizo populations at the moment when Spanish power is threatened by the discontent of the emerging Creole class.
Chapter 3 examines the crónica of the Proclamation on Charles IV, as king of Spain, written by Pedro Ximena in the 18th century, which documents the way Spaniards viewed themselves in relation to the indigenous and mestizos.
That Proclamation is not only the memory but also the very script of such celebration. So, it it’s the political antithesis of El Güegüense. Both are two paradigms of the successive intersection of discourses in conflict that spans the 18th century, and moreover outlines the edges of an exclusive cultural project that pervades to the present. While the Proclamation is a hegemonic discourse of a colonial bureaucracy, El Güegüense is the counter discourse of a subaltern multitude. The former represents the Baroque of State while the latter is what I call barefoot Baroque.
Chapter 4 focuses in the appropriation of Ruben Dario by the former Nicaraguan vanguardistas, an appropriation with conservative political, ethical, and anti-modern objectives, which culminates in the “re-discovery” of El Güegüense and its canonization as the foundational text of Nicaraguan culture.
Chapter 5 provides a detailed history of El Güegüense, describing the text and its plot elements. It also discusses various hypotheses regarding the author of the text.
It considers the three most important analyses of El Güegüense in previous Nicaraguan criticism-those of the American philologist Daniel Brinton, the vanguardista-Catholic Pablo Antonio Cuadra, and the Marxist Alejandro Davila Bolaños in order to show some of their limitations.
Chapter 6 offers a new interpretation of El Güegüense from a perspective of coloniality, sexuality, gender and race, moreover of class.
In Chapter 7 the contemporary popular-festive form called the Toro-venado is analyzed in order to show the extant differences between an oral discourse that, like El Güegüense, has become a colonial text, after a lettered action of transcription, and those that preserve its oral and performative shape as the Toro-venado; in such a way that the former became the symbol of the lettered culture, while the latter remains as a carnival to destabilize that lettered culture.
In Chapter 8 I conclude with a discussion of the need to develop new forms of literary and cultural criticism to interrupt homogenizing discourses, which erase differences in the service of a national identity that is both exclusive and oppressive.

Discursos performativos de Nicaragua





¡Y bendito sea el fruto de sus vientres!







¡El gran poder nos favorezca! Mirá el pabellón nacional en el desfile del Orgullo Gay en San Francisco !No te digo...!















El Torovenado. Fotos de Roberto Rapaccioli, 2007