Saturday, January 7, 2012
“Hay que sacar del poder al Güegüence”
La Guatusa viene de arriba hacia abajo, entrevista de Edwin Sánchez a Erick Blandón
“Hay que sacar del poder al Güegüence”
Tomado de END
03/04/2007
* El votante que ha gritado Daniel una y otra vez, lo hace de frente, sin recurrir al engaño
* Y quien sostiene que es el Güegüence, quien vota por la derecha, está descalificando moralmente a ese votante que también es disciplinado
* Las últimas elecciones echaron por tierra el mito de que el nica actúa con doble moral a la hora de elegir
Si se ha exaltado la elocuencia creadora de Pablo Antonio Cuadra, porque así lo ordena la tradición, el poeta Erick Blandón cuestiona algunas de sus concepciones, como por ejemplo, difundir que en el personaje del Güegüence se retrata “al típico nicaragüense”.
Blandón plantea que “eso obedece a una construcción letrada, originada en los escritos a máquina de Pablo Antonio Cuadra”. El granadino señalaba que “el nicaragüense tiene unos rasgos que están en el Güegüence”.
Por su parte, el crítico matagalpino piensa que en el comerciante mestizo, sobre quien gira la obra, están “los rasgos del débil, las tretas de él enfrentando al opresor, sea en México, Roma o Nicaragua”.
La exaltación de Cuadra respecto a la identidad nacional que observó en el Güegüence, a pesar de ser una “construcción letrada”, ésta “nunca había pasado al imaginario popular, sino a partir de 1990, exactamente el 26 de febrero de 1990”. Recuerda que en algunas paredes de Managua apareció “Vuelve el Güegüence”, mal escrito como “Güegüense”.
Según Blandón “eso no lo mandó a hacer un habitante de los barrios, un votante anónimo de la UNO (Unión Nacional Opositora); eso lo hizo algún miembro de la ciudad letrada que lo ideó y mandó a hacer la pinta. De ahí se popularizó la idea de que el Güegüence nos representa a todos los nicaragüenses”.
La nueva “ética” del cínico
El ensayista hace una interpretación de ese hecho: “En ese momento comenzaba a desplazarse la imagen del héroe para ser sustituida por el pícaro. En otras palabras Sandino pasaba a ser guardado o embodegado y salía a ocupar el primer lugar de la ciudad el Güegüence, con una lógica muy clara”.
“Fijémonos, dice, que el gran monumento como alcalde que construye (Arnoldo) Alemán es dedicado al Güegüence, al tiempo que está borrando de los muros las imágenes de los héroes y los nombres de los edificios públicos, porque se está construyendo la nueva ética”.
Contrastó que si la ética de la revolución era la del sacrificio del héroe que debía ser cada ciudadano en defensa del honor y la dignidad nacional, inspirado en Sandino, el pícaro va a sobrevivir con todas las tretas posibles en una visión de sálvese quien pueda.
El concepto de la ciudad letrada es que, además, “vamos a encarnar todos y cada uno el Güegüence, comenzando por el alcalde de Managua, que luego va a ser presidente, y que en todo se comporta igual al Güegüence: dicharachero, refranero, burlesco, cínico, embustero y al final enriqueciéndose con los bienes del tesoro público”.
Según Blandón, es una manera de llevar al lugar público de la vida civil, la moral del Güegüence, pero eso comienza a partir del 90. “Antes en las escuelas nadie decía, y vos nunca creciste repitiendo yo soy igual al Güegüence, y es lo que he discutido yo. Es lo que trato de identificar: el momento en que esta sustitución del pícaro por el héroe se populariza a través de los medios de comunicación”.
De las paredes a los editoriales
A comienzos de los 90, las pintas sobre el Güegüence aparecen en lo que Blandón llama el primer “medio de comunicación”: las paredes. Luego vino una avalancha de editoriales, “al extremo que gente muy lúcida y con mucho talento, ha seguido repitiendo: ‘Yo soy el Güegüence’, y no se dan cuenta que de nuevo hacen práctica de esa tautología que los llevó a convencerse a ellos mismos que cada uno lleva al Güegüence en sí”.
Una construcción letrada al servicio de un interés político, podría interpretarse lo que dice el escritor: “Había una necesidad por un proyecto político (que tenía) como meta la presidencia de Alemán”.
Subraya que “si el Güegüence representa a un nicaragüense, representa a un político, con la característica de Arnoldo Alemán, que no la he inventado yo, (pero) que podés ver ese personaje”.
El análisis del crítico enfoca el nuevo nivel del personaje del Siglo XVII: “Cómo se refuncionaliza al Güegüence en tiempos neoliberales. En tiempos coloniales representa al sujeto subordinado, que emite el contradiscurso elaborado contra la hegemonía. En esta época neoliberal se invierte el lugar, y el Güegüence pasa a ocupar el lugar central, pasa al Cabildo Real y pone en práctica su ética”.
El Güegüence llega al poder
¿De Güegüence pasa a ser el Gobernador Tastuanes?
Es lo que pasa con Alemán y por eso digo: un momento, no voy a repetir a la tonta y a la loca eso. En cada elección en los últimos 16 años se ha hablado del Güegüence.
Se dijo que el Güegüence fue a la plaza a gritar ¡Viva Daniel Ortega! y después votó Violeta. Eso no es cierto, y lo demuestra la cantidad masiva que es capaz de llenar Daniel una y otra vez, y su voto ha sido el mismo. ¿Qué pasó? Que la Uno no tenía estrategia de multitudes. Quiere decir que quien ganó en la UNO no fue el Güegüence, sino la multitud silenciosa.
“El pueblo no es guatusero”
Pero el que se puso la camiseta del FSLN y ha gritado Daniel, Daniel, una y otra vez, durante cuatro veces consecutivas, ha sido leal. Al contrario, no ha tenido la ética de la guatusa. Lo que quiero decir es que quien sostiene que es el Güegüence, quien prevalece, está descalificando moralmente al votante de la derecha que ha sido también disciplinado.
No creo que el votante de la derecha sea embustero. Quedó demostrado ahorita. A mí me parece que estas elecciones echan por tierra el mito que el nica actúa con doble moral a la hora de elegir.
¿No usa la máscara?
La máscara la usan los políticos. El pueblo es limpio y va con una gran transparencia y gran ilusión del bando en que sea.
Con esta interpretación de que el Güegüence ha ido al Cabildo Real, ¿ha estado en el poder, en estos últimos años?
El que ha estado en el poder desde la oposición o en el gobierno. Ese Güegüence refuncionalizado en la época neoliberal ocupa un plano hegemónico y está ahí. No menciono nombres porque no cabrían en la lista, pero todas las actitudes de los diputados y políticos, funcionarios de gobierno, se comportan como ese personaje.
El pueblo apuesta a lo mejor, porque tiene su perspectiva en el horizonte. Es de arriba hacia abajo que viene la Guatusa.
El viejo que salió es cínico, fue un gobierno masaya, un gobierno Güegüence, al estilo del “Testigo Masaya”, ¿no?
Lo que quisiera es que el Güegüence se bajara del gobierno y diera lugar a que gobernara el pueblo. Sería mi esperanza de este nuevo gobierno, que el Güegüence refuncionalizado por el neoliberalismo fuera desplazado del poder y lo sustituyera el pueblo, el anónimo, el que no hace la guatusa.
Santo, ni de palo
Blandón expone que no es una buena idea canonizar al Güegüence ni tampoco que se le convierta en un convidado de piedra con los rasgos que no tiene y se le falsifique. Los rasgos de él son parte de la cultura universal, y por tanto, “es permeable a cualquier interpretación, igual que Darío”.
“Es una aproximación que yo tengo, subraya, y no es la única ni debería ser la universal. Hay distintas maneras de percibir al Güegüence. Su gran riqueza es que permite estudiarlo por dónde quieras, por eso no hay que santificarlo ni petrificarlo. Los estudios del Güegüence no están por terminar, ni siquiera comienzan”.
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